Los labios carnosos de Flora Martínez son los encargados de ocultar su especial sencillez. Sólo los más intrépidos y afortunados en escucharla saben que de esa boca lujuriosa afloran palabras con inteligencia y ternura. Su tez blanca enmarca en un vivo contraste sus ojos oscuros. Es amable y desprevenida ante la mirada penetrante de los hombres que se aturden con su belleza en la ciudad.




DEFINITIVAMENTE QU E ALGO DEBE ESTAR OCURRIENDO EN CIELO, PORQUE SIGUEN CAYENDO ANGELES COMO ESTA RICA COLOMBIANA, A ESTA MUJER LA MADRE NO LA PARIO, SINO SIMPLEMENTE LA DIBUJARON. MIS RESPETOS FLORA